¿Cuántas vidas tienes?
Si tienes una, es para disfrutarla. Y si tienes varias…pues también.
¿Claves?
Salud sin duda.
¿Dinero? También ayuda, para qué nos vamos a engañar.
¿Amor? Pareja, hijos, amigos, perro, gato… Todo suma.
¿Y qué tiene que ver todo esto conmigo?
Pues que tengo una varita mágica y te lo doy todo con unicornio de regalo.
Seamos serios.
Ni varitas ni unicornios.
Lo que hay son maneras de mejorar esos tres clásicos de la felicidad y una de ellas es tu casa.
No te estoy tomando el pelo.
A mí me gusta indagar. Y saber.
Desde pequeña. Cada uno tiene sus vicios.
Y cuando me quedé embarazada de mi primera hija no pude evitar meterme con los tóxicos en casa. Fui tirando del hilo y acabé topando con la construcción sostenible.
Ya sé que suena a salvar el planeta (que también), pero lo primordial de la construcción sostenible es que tu casa sea saludable.
Te aseguro que cuando sabes lo que has metido en casa por desconocimiento te entran todos los males. O al menos es lo que me pasó a mí en esos momentos. Porque había reformado 4 años antes y me di cuenta de la cantidad de pifias que había hecho.
La construcción sostenible también busca casas más eficientes. Y ahí tocamos el segundo gran tema: el dinero.
¿Tienes en cuenta el consumo de un coche antes de comprarlo? Pues con tu casa va a pasar lo mismo. Ya sé que el certificado energético no se lo mira casi nadie. Pero eso es ahora. En unos años marcará significativamente el precio de venta.
¿Tengo una bola de cristal? Pues no. Si la tuviera haría un euromillones y no te estaría contando todo esto.
Pero sé lo que pasa en países como Alemania y Francia. Y conozco la presión que está poniendo la UE en este sentido. Y cuando los compradores sean conscientes de lo que se ahorran en consumo con una casa eficiente, tengan más fácil conseguir hipoteca y paguen menos impuestos por su casa ecológica, ¿qué crees que pasará con el precio de las casas “convencionales”?
¿Y qué pasa con el amor?
Bueno, ahí igual tienes que poner un poquito más de tu parte. Pero estar de buen humor y dormir bien lo hace todo más fácil. Y en eso tu casa tiene mucho que decir.
No es un tema de feng shuis y buenas vibraciones. Es el aire que respiras.
Añádele que son casas más ecológicas.
Porque a mí me gustaría dejar un planeta mínimamente decente a mis hijas. Bueno, a ellas y al resto, ya me entiendes. Y sospecho que si estás por aquí, a ti también.
En fin, ¿cuál fue la conclusión de mis indagaciones? Básicamente que hay maneras más inteligentes de construir que las convencionales.
La construcción sostenible es una de esas cosas que cuanto más sabes, más te gustan.
Así que cuando volví a Mallorca decidí poner en marcha Greenbuilding.
¿Y qué hago en Greenbuilding?
Lo primero, asesorarte en bioconstrucción y eficiencia energética.
Para que tengas la información que necesitas para tomar buenas decisiones.
¿Segundo paso?
Te ayudo con el proyecto. Si te decides a hacer una obra, es importantísimo que tengas un buen proyecto. Acabarás antes, ajustarás mejor el presupuesto y te evitarás muchos disgustos.
¿Tercero?
Gestiono la obra.
Perdona. Aún no me he presentado.
Esta soy yo. Luisa Azpeleta.
Mallorquina, madre e ingeniera de caminos a partes casi iguales.
Viví 20 años en Barcelona. Y volví. Porque todos los mallorquines volvemos, ¿no?
Con GreenBuilding hago lo que me gusta y además pongo mi granito de arena . Y te ayudo a que lo pongas tú también. No solo por el medio ambiente. También por ti. Porque tu casa será más confortable, más saludable y más rentable. Y las obras son mucho mejores si estás bien acompañado.
PD. Sé sonreír pero para las fotos, no.